A través de una escritura escénica en la que se chocan y tensionan textos clásicos y perspectivas actuales, la obra se plantea como un ejercicio coral que se narra de manera episódica, fragmentada y colectiva. Una Medea renovada que vuelve a desintegrase en la multitud de cuerpos que la encarnan en cada escena. Cuerpo y palabra y, como tema central, la maternidad. El vínculo madre-hija que se expone en su carácter heterogéneo y complejo para impugnar el discurso dominante que ha pesado históricamente sobre el cuerpo femenino.

En la obra participan doce actrices y bailarinas en escena, dos músicos en vivo y cuenta con proyecciones y cuatro bailarinas de danzas urbanas que, desde su realidad de mujeres migrantes, dan testimonio de su experiencia, en una actualización de la Medea extranjera y desterrada que también cuenta su historia en el escenario.