Dirección: Pepe Bablé
Países participantes con obras: Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, España, México y Suiza.
Espacios: Gran Teatro Falla, Sala Central Lechera, Baluarte de la Candelaria, Colegio Carlos María Rodríguez de Valcárcel, Casa de la Juventud, Plaza del Falla, Plaza de San Antonio, Plaza de San Juan de Dios, Plaza de la Catedral, Plaza de Las Flores, Plaza del Palillero, Colegio San Felipe Neri y Universidad de Cádiz.
Autor del cartel: Pepe Herrera (Cuba)
Colombia fue el invitado de honor de esta edición. Esta elección permitió al público de Cádiz tener una visión del contexto social y político colombiano a través del teatro. Fueron cinco las obras de ese país que se representaron ese año y destacaron tanto por la calidad artística como por su contenido crítico. La idea de dedicarle especial atención a un país latinoamericano y homenajearlo se repetiría en ediciones posteriores. ¿Qué mejor forma de aprender de la historia y la cultura de un país hermano que a través de su teatro? La obra más destacada fue La Siempreviva, escrita y dirigida por Miguel Torres. Basada en los eventos de la toma del Palacio de Justicia en 1985, se centraba en los familiares de los desaparecidos, que narraban la tragedia desde una perspectiva íntima y devastadora.
Aparte de las representaciones colombianas, de este año se recuerda especialmente la adaptación de Ubú en Bolivia por el Teatro de los Andes. Era una crítica feroz al poder y la corrupción de su país. Para ello, integraba elementos de la cultura indígena, como máscaras y música autóctona. Esa denuncia estaba más que justificada: por aquellos años, Bolivia tenía el 70% de su población en la pobreza. ¡El teatro no puede darle la espalda a la realidad, sino que puede y debe luchar contra las injusticias!
En esta línea, el grupo chileno ‘Teatro Sombrero Verde’ y su obra El desquite retrataba las desigualdades sociales y las luchas de las comunidades rurales en Chile, mezclando tragedia y comedia. También muy interesante fue Ceremonial de la Danza, que combinó danza moderna con elementos de las tradiciones afrocubanas, explorando el sincretismo (es decir, la unión de creencias y religiones muy distintas entre sí) que define a la identidad cubana.
Una de las actividades paralelas que más disfrutaron los gaditanos fue la Feria Latinoamericana de Artesanía, Gastronomía y Folklore, donde se podía disfrutar en vivo de toda la diversidad cultural de esa región a través de sus productos. Para los estudiosos, también fue muy importante el II Congreso Iberoamericano de Teatro. ‘América y el Teatro Español del Siglo de Oro’.
Este año, el festival se hermanó con el Festival Internacional de Teatro de Manizales (Colombia).